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11 jun 2009

Úrsula Oswald Spring

Seguridad del Agua, Conflictos e Hidrodiplomacia


Úrsula Oswald Spring; CRIM-UNAM,
uoswald@gmail.com; Cátedra sobre Vulnerabilidad Social: UNU-EHS, www.crim.unam.mx


El agua el una parte importante en el análisis de la seguridad ambiental y se relacionan con múltiples otras seguridades sectoriales. Mantiene los servicios ambientales, protege los ciclos biológicos e hídricos y la ecósfera (seguridad ambiental). Garantiza el bienestar, la recreación, placer, y la conservación de los ecosistemas para múltiples actividades humanas (seguridad societal). El agua mejora la seguridad económica al generar oportunidades productivas y de desarrollo (seguridad económica). Además, es una precondición de la seguridad alimentaria, al permitir el cultivo y la transformación, con el fin de ofrecer a toda la población los alimentos suficientes, sanos, culturalmente aceptados y con valor nutritivo. Asimismo, el agua limpia es esencial para la seguridad de salud y el bienestar, al evitar sed, deshidratación y enfermedades hídricas y de vectores (seguridad de salud). La relación entre pobreza y falta o mala calidad de agua es ampliamente conocida (seguridad societal), tanto en el medio rural, donde existe la más lacerante pobreza, como en las ciudades perdidas de las urbes. Pero la seguridad del agua protege también a las personas ante desastres como inundaciones, sequías y plagas (HUGE: seguridad humana, de género y ambiental). Esta seguridad sectorial no puede resolverse por medios tradicionales de seguridad y por lo mismo requiere de un entendimiento ampliado y profundizado del concepto de seguridad, más allá de la visión estrecha hobbesiana.
Asimismo, durante el siglo pasado la población se ha triplicado y el consumo del agua ha aumentado seis veces en el mundo. En nuestro país, por procesos agudos de urbanización, deforestación y deterioro de los ecosistemas, hoy día se han contaminado las 837 cuencas hidrográficas de diferentes características y tamaños que incluyen 42 ríos principales. Algo similar ocurre con los 653 acuíferos, de los cuales 104 son sobreexplotados y los siete del D.F. muestran procesos severos de agotamiento. Por lo mismo se han generado múltiples conflictos en todas las regiones del país y el agua se ha convertido en un problema severo de gobernabilidad. El reto es compartir y administrar sustentable y socialmente este recurso escaso, lo que obliga a los tres sectores: el gobierno en sus tres niveles, los actores económicos y la sociedad organizada a impulsar una seguridad política que ofrezca a todos los mexicanos la posibilidad de vivir con dignidad, estar protegidos ante eventos hidro-meteorológicos extremos, además de contar con el agua limpia y suficiente para desarrollar sus actividades productivas.
Ante un número creciente de conflictos hídricos se propone un modelo de gestión integral del recurso desde la cuenca hasta la casa, donde los tres actores sociales resuelven de manera pacífica sus divergencias, mediante procesos de organización, de capacitación en ahorro del agua y más general, en la gestión de una cultura del agua. Además, en el ámbito sociopolítico se tendrán que negociar las divergencias y se establecerán acuerdos de uso hídrico en el marco de los derechos humanos y de un uso sustentable y racional del recurso, con el fin de garantizar a todos los ciudadanos su supervivencia y una gobernanza del agua a favor de un desarrollo sustentable del país.
Líneas de investigación: Reconceptualizar la seguridad, conciliación, conflictos.

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