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19 may 2009

Gerardo Barrera Camacho

La Planificación del Territorio, Gestión de Recursos o Gestión de Conflicto: el Caso de la Cuenca de Cointzio, Michoacán


Gerardo Barrera Camacho y Miguel Bravo Espinosa,
barrera.gerardo@inifap.gob.mx, Av. Latinoamericana No 1101, Col. Revolución, Uruapan, Mich., C. P. 60500; (452) 523 7392


En la cuenca de Cointzio, Michoacán, ocurren procesos de degradación de los recursos naturales que contribuyen a la pobreza y emigración de la población rural. La mayoría se dedica a la agricultura, el 12% de la superficie agrícola es bajo riego y el resto de temporal; el maíz se siembra en un 88.75% y la asociación maíz-fríjol en un 6.2%; la actividad ganadera la practica el 81% de la población con especie bovina, principalmente. Otras actividades económicas son la extracción madera y, como actividad marginal, la de resina. Los escurrimientos de esta cuenca se almacenan en la presa de Cointzio y participa con el 30% del agua que consume la ciudad de Morelia, por lo que, el deterioro del suelo tiene además implicaciones graves en la calidad y renovabilidad de esta fuente de agua. Así con el objetivo de identificar y priorizar, y establecer las relaciones funcionales causales bajo un esquema sustentable y de planeación territorial el rol que tienen los problemas sentidos de las comunidades para la identificación de factores críticos que conduzcan el manejo de la gestión del conflicto. Se realizaron talleres participativos en las comunidades de Nieves, Loma Caliente, Hojas Anchas, Umécuaro y Santiago Undameo. Se aprecia, que el componente ambiental se prioriza como el de menor importancia en la cuenca; este componente lo integran problemas como la tala del bosque, degradación del suelo y la disponibilidad y calidad del agua. Percepción que ha conducido que programas institucionales de los tres niveles de gobierno no tengan impacto al no ser aceptados y, por ende, en la solución de problemas identificados; técnicas y/o tecnologías de uso eficiente y de cosecha de agua no se les niega su bondad y potenciabilidad, pero no son adoptadas: su probabilidad de aceptación es alta. Si bien la disponibilidad y calidad del agua la identifican como un problema, su dimensión conduce que lo prioricen en última instancia, pues aun no se encuentra a niveles de escasez bajo su perspectiva. Esta apreciación no es válida para las instituciones de investigación, de administración política y menos para la sociedad Moreliana. Por lo que conduce a conflictos en la gestión del recurso hídrico, por tal motivo se debe trabajar con el componente económico, bajos rendimientos de sus cultivos y carencia de fuentes de trabajo, identificado como prioritario y palanca para inducir al cambio de su percepción; y llevarlos a la mesa de gestión del conflicto en busca de la sustentabilidad que busca la planeación territorial. La percepción de la problemática y su racionalidad en la elección están lejos de ser sencillas y constantes; pues asumir la premisa que los pobladores, obran de buena fe y que sus objetivos de conservación están alineados con los de la sociedad es una ilusión; los fines que persiguen los pueblos y las condiciones en las que viven son reflejo de ideologías, creencias y valores éticos; lo que se debe considerar al aplicar políticas para la gestión de los recursos hídricos en bien de las generaciones futuras.

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