El Impacto Social: Herramienta de Análisis para Proyectos de Infraestructura Hidráulica
Antonio Escobar Ohmstede, CIESAS, D.F., ohmstede@ciesas.edu.mx. Juárez 87, Tlalpan, México, D.F., CP. 14000, teléfono: 54873600, ext. 1102
En el actual sexenio del presidente Felipe Calderón la consolidación y expansión de la infraestructura eléctrica ha motivado una importante inversión en diversos estados de la república. Sin embargo, en este proceso y frente a las políticas internacionales que han impulsado la utilización de los llamados recursos renovables, el gobierno mexicano ha considerado que el agua es un elemento de seguridad nacional, no solamente para su captación en presas, sino para el abastecimiento de ciudades y del campo mexicano, aspecto que ya había resaltado el gobierno de Vicente Fox, junto con la necesidad de organizar los sistemas de Cuenca y ordenar a los diversos organismos que se encuentran involucrados en la gestión del recurso hídrico. De esta manera el tema "agua" con sus diversas variantes se ha encontrado en los diversos discursos y políticas de desarrollo, siendo un elemento central en las definiciones estatales de apoyo, inversión y producción tecnológica.
Debido a la construcción de las represas o presas se fragmentan los ecosistemas fluviales, aislando a las comunidades bióticas de las cuencas altas de las que habitan en las zonas medias y bajas, se interrumpen las migraciones y los movimientos de las especies y se separa al río de sus planicies y litorales; en términos sociales se crean expectativas, que en ocasiones no se cumplen, y se ocasionan conflictos internos en las localidades, acentuando los malestares sociales existentes en las regiones donde se ubican dichos proyectos. Estos efectos los debemos tomar en consideración y evaluarlos en toda su cabalidad, analizando los impactos previos, así como a corto, mediano y largo plazo de un desarrollo en curso, porque es siempre más fácil y más barato prevenir la degradación ambiental que tratar de repararla, así como crear nuevas formas y modelos de desarrollo horizontales que superen los establecidos desde hace décadas que expropiar e indemnizar. En el aspecto social, pueden existir rezagos sociales e históricos que se convierten en banderas de lucha por parte de los habitantes, así como factores externos (p. e. el confinamiento de sustancias tóxicas en Zimapán) que sirven de detonantes en un espacio social que contenga serias carencias hidrológicas, orográficas, culturales y económicas, así como de representatividad política. Estos aspectos pueden intervenir de manera directa en la aprobación o no, por parte de los habitantes, de un proyecto de desarrollo, lo que en muchos casos lleva a enfrentamientos con las agencias federales que promueven este tipo de proyectos y a una resistencia civil que aglutine variados niveles de quejas y malestar.
Las proyecciones de la demanda de energía eléctrica en la presente década, estiman una tasa de crecimiento medio anual del orden del 6 por ciento, por lo que el Sistema de Energía Renovable (SEN) requerirá adicionalmente, un total de 27 357 MW, cifra contemplada en su programa de expansión. Para asegurar el suministro de energía, se han contemplado entre otras estrategias, la modernización del sector eléctrico con acciones que incluyan la diversificación de fuentes de energía, mediante el apoyo a plantas hidroeléctricas como una alternativa de energía renovable, así como de inversiones federales, estatales y extranjeras. Uno de estos casos, es el relativo al río Moctezuma (límite geográfico de los estados de Querétaro e Hidalgo), que se forma por la confluencia de los ríos Tula y San Juan. A esto, habría que agregarle que ambos lados del río pertenecen a lo que se conoce como la Sierra Gorda, lo que permite considerarlo como un espacio en que sus habitantes comparten ciertos rasgos y relaciones diversas.
Con base en lo anterior, se debe de considerar que en un proyecto de desarrollo es necesario evaluar el impacto social en los diversos sectores que se verán involucrados en el mismo. De esta manera deberán de distinguirse dos aspectos; por un lado, la generación de información que se refiere a la identificación de las áreas de la vida de las localidades que podrían verse involucradas, así como la que puede contarse, medirse y evaluarse con métodos cuantitativos estandarizados, y la que está sujeta a la interpretación y a perspectivas diversas, dependiendo del accionar de los actores sociales. Esta no es una perspectiva técnica en el sentido de que no se puede lograr mediante observación y medición solamente, sino que tiene que establecerse mediante el análisis de los significados y los valores que los posibles involucrados atribuyen a los distintos elementos de su vida cotidiana, es decir, es más bien una forma negociada de establecer las necesidades, el involucramiento y las formas de mitigación. Aquí debemos de considerar que aun cuando un proyecto tenga una visión homogénea del proceso, así como de sus diversas etapas, para los pobladores, el impacto es diferenciado, por lo que cada una de las localidades, así como sus individuos, lo puede percibir de manera diferente y con diversos grados de intensidad.
13 may 2009
Antonio Escobar Ohmstede
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